miércoles, 12 de agosto de 2009

Sumidos en nuestra propia mentira


Pocas veces me doy cuenta de lo afortunado que soy,
de estar aquí, entre todos nosotros,
ser uno más que enlaza la cadena,
una pieza que tiene un corazón que funciona,
que puede correr, sentir, amar,
que tiene familia, hogar, futuro.
¡Qué inconsciente soy!
Mientras otros sufren,
esperan una comida, esperan un órgano, esperan la muerte...
yo pierdo el tiempo muchas veces en las horas de un día,
yo, que soy sano por casualidad, cuando nunca se sabe qué puede pasar,
sí, soy idiota.
Supongo que no soy el único, creo que les pasa a más personas de las que creemos,
y mientras, nosotros discutimos por cosas sin importancia,
nos creemos más importantes cuanto más fríos,
más fuertes y más egoístas.

Sólo seremos capaces de verlo realmente cuando estemos en la situación de ser el desgraciado.

Supongo que a pocas personas les importa ésto que estáis leyendo,
por eso si estáis de acuerdo,
sabré que todavía hay gente con la que apasionarse,
a la que mirar a los ojos y sentir la igualdad, con una sonrisa.


Llevo tiempo sin escribir, sin sentir, como si fuera un trozo de madera.
Supongo que soy víctima de nuestra propia mentira.

Una película me ha inspirado para este texto.

Dedicado a mi amiga Ana, que fue su cumpleaños, futura estudiante de filosofía, gran compañera de los debates existencialistas y persona a la que quiero muchísimo, aunque a veces no se lo demuestre.

2 comentarios:

MARY dijo...

Qué grandes palabras, es verdad, lo tenemos todos y aún así no somos capaces de aprovecharlo...
Saludos!!!

Louise dijo...

Vamonos a Málaga!!! Oh, que es eso? Por que hay edificios en el mar?... humm... espero que estes estudiando tus cosas de piano, la septima, la quinta, el mi, el re y todas esas cosas.