viernes, 20 de noviembre de 2009

Gabriel quiere ser Cupido


Buscaba un extraño pasatiempos aquella noche, en el museo natural de mis delirios, y fui a encontrar la conclusión de tan endiablado mejunje. Mi pensamiento hacía que yo me rigiese sin ninguna clase de fundamento. La viscosa masa de color gris zarandeaba mi cuerpo y mis decisiones sin que yo pudiera juzgar ninguna. Al caer sumido en este trance, la vida giraba en torno a mis ojos cual espectador de cine, sin vigilar el camino, pisando agujeros que el suelo se empeñaba en cavar para mofarse de los pobres despiadados, tropezando una y otra vez con la misma acera, todo era más rápido a lo que mi visión podía alcanzar, la cinta llevaba las revoluciones mal programadas, mi vida a punto de salirse de su propia órbita.

Tal descontrol, que sucede a causa de tan agitados siglos que remueven nuestra historia, y a tan corta vida mía, hacía mucho más de lo que yo podía. Pasaron años de ausencia infantil, ignorancia que mueve las manecillas del reloj a la velocidad del tocino, dentro de una familia que no me correspondía, pero llegó esa etapa de fuerza hormonal, en la que la música acompaña en todo momento, la mayoría una patraña. Aquí se empezaron a forjar mis primeros cabezazos con el rumor de las aves por jóvenes intrépidos, tan intrépido que ahora el pasado golpea con mala saña. Pausaba las rutinas normales que a un pavo se le puede pedir. Todos esos actos espasmódicos no tardaron en afincar en mí la actitud del tirado, no había responsabilidad que no pasase desapercibida, estaba claro que yo tenía otras prioridades en mente. El mayor de los pecados no tardó en llamar a la puerta, a la edad de diez años ya era capaz de autosatisfacerme. También tuve mis rifirrafes con el otro bando referidos al tacto, con tan poca edad ya había una atracción fatale por la hermosura femenina en cuestión, curiosidad, admiración y muchas más sensaciones interminables sin causa ni remedio. He de añadir que he corrido mayor fortuna en esa etapa, estaba hecho todo un Don Juan. Todo lo demás estaba pausado, una imagen congelada de mi futuro podía adivinarse con solo mirar el estado de mi conciencia.

Mientras que repetía y repetía las mismas peripecias involuntarias, el tiempo recorría todos los días el mismo camino hasta mi lecho desecho.

Un día fui deslumbrado por un chorro de luz que era escupido desde una bombilla incandescente, ésta auguraba ambición, mi futura profesión. Pero fueron infinidad de ideas las que cruzaron el puente colgante de mi pobre ilusión, cambiando más de profesión que de calcetines: médico, policía, cocinero, granjero, veterinario, piloto de carreras…

Con el tiempo empecé a reconstruir los desperfectos que había dejado el terremoto de mi conciencia y de hecho, todavía sigo retirando escombros, avergonzado quizás en un principio, pero más fuerte y seguro cada día. Me he vuelto más apasionado, dichosas mujeres son, que hacen que pierda el rumbo, toda clase de dirección y escasa cordura, dando puerta a este cataclismo de pasión y de locura.

Ahora he recibido un pequeño ungüento de madurez, que permite ajustar la balanza entre caos y responsabilidad, convirtiendo todo esto en una gran anécdota, lo malo es que tengo que aplicarmelo cada cierto tiempo.

jueves, 12 de noviembre de 2009

Amor Cortés


¿Qué es lo que me ocurre,
que irrumpes mis variados pensamientos con tu endiablada belleza,
con la cual dejas mudas mis palabras y
destapas mi torpeza?

Soy consciente del peligro de estar cerca y desarmado,
que me deja presa fácil cual gacela el león,
con tus ojos me das caza disparando al corazón.

Busco ya una solución,
para decirte sin más dilación:

¡Oh María! por ti sería
yo tu esclavo noche y día,
arrodillado aquí me tienes
para que éstas mis valiosas palabras, no desdeñes.

He de rogarte
que contestes esta confesión
tomando mi mano para así poder amarte
hasta el final de mis días con profunda devoción.

Esperando estaré ahora
a tu respuesta a cualquier hora,
de rodillas yo me quedo
para ser amado, espero.

H.C.

martes, 10 de noviembre de 2009


Superficial Society

Necesitarás una erección mayor,
si quieres triunfar en este mundo
de adictos a hipocresía y honor.

Necesitarás una novia de fácil soltura,
para que tus compadres te admiren
y pierdan la compostura.

Necesitarás tener grandes co...nes
para luchar por tu territorio y
expulsar a muchos de tus clones.

Necesitarás un buen coche,
a ser posible con grandes altavoces,
para que tu mejor peor amigo no te lo reproche.

Necesitarás perder el norte
no te preocupes,
alcohol y drogas harán este aporte.

Tu objetivo, llamar la atención, ser el mejor, popular...

Lo bueno, no necesitarás pensar, tampoco madurar,
no necesitarás ternura, y mejor aún, ni siquiera cultura.

H.C.

miércoles, 12 de agosto de 2009

Sumidos en nuestra propia mentira


Pocas veces me doy cuenta de lo afortunado que soy,
de estar aquí, entre todos nosotros,
ser uno más que enlaza la cadena,
una pieza que tiene un corazón que funciona,
que puede correr, sentir, amar,
que tiene familia, hogar, futuro.
¡Qué inconsciente soy!
Mientras otros sufren,
esperan una comida, esperan un órgano, esperan la muerte...
yo pierdo el tiempo muchas veces en las horas de un día,
yo, que soy sano por casualidad, cuando nunca se sabe qué puede pasar,
sí, soy idiota.
Supongo que no soy el único, creo que les pasa a más personas de las que creemos,
y mientras, nosotros discutimos por cosas sin importancia,
nos creemos más importantes cuanto más fríos,
más fuertes y más egoístas.

Sólo seremos capaces de verlo realmente cuando estemos en la situación de ser el desgraciado.

Supongo que a pocas personas les importa ésto que estáis leyendo,
por eso si estáis de acuerdo,
sabré que todavía hay gente con la que apasionarse,
a la que mirar a los ojos y sentir la igualdad, con una sonrisa.


Llevo tiempo sin escribir, sin sentir, como si fuera un trozo de madera.
Supongo que soy víctima de nuestra propia mentira.

Una película me ha inspirado para este texto.

Dedicado a mi amiga Ana, que fue su cumpleaños, futura estudiante de filosofía, gran compañera de los debates existencialistas y persona a la que quiero muchísimo, aunque a veces no se lo demuestre.

sábado, 17 de enero de 2009

Saber, pero yo ¿Qué puedo saber?


Mal paso he de tomar para que las cosas se enderecen hacia el lado equivocado, el de mis deseos y delirios.

Malos tiempos corren para el hombre racional que desea las cosas que no tiene, las cosas menos coherentes, las cosas sofisticadas, las cosas sin sentido y ahí me incluyo yo, holocausto de mis pensamientos, que he de aplazar u olvidar.

Todo lleva al sacrificio de algo, al sacrificio figurado o literal, a la decepción o a la satisfacción, pisando a los demás o sacándolos de los apuros por los cuales quedan sumidos en un bloqueo físico o emocional,
y es en ese momento, cuando nosotros sacrificamos algo.

Somos la bruma que dejará paso al pelotón de los guerreros ansiosos por vivir, a los secuaces de la sociedad, esos que vienen con la inocencia bien aprendida y que un día pierden.

Pero no puedo decir qué somos realmente, siento esta torpe contradicción, no sé la verdad, ya que nadie la sabe y quién diga lo contrario miente, no hay mayor verdad que la de aceptar la propia ignorancia.

Viviremos, disfrutaremos, sufriremos, pero probablemente, no averiguaremos.

H.C.

jueves, 15 de enero de 2009

La Ciudad Vestida De Noche


Las notas del anochecer ya se dejan diferenciar, entre lejanos sonidos que abandonan el diámetro entre mi cuerpo y el vacío de la soledad.
Poco a poco, se reduce la escasa luz residual a cenizas y explotan feroces todas las luces de la cuidad, sin preguntarle a nadie.

Yo sigo sumido en el espacio de la tenue luz, gozando de grotesca pero a la vez hermosa estampa que generan las farolas, luces, carteles, inundando la panorámica que esculpe en mí la sensación de paz, la sensación que no sentiré cuando vuelva a la jungla de las mentes cimentadas.

H.C.

martes, 13 de enero de 2009

Lugares y Emociones


Amigos hoy un día más, todos recorren mi cabeza y la dejan atrás como si de un peaje se tratara.
Me reuno con mi subconsciente pensamiento, es decir el habitual ya que actúo por impulsos.

Que fantástico reino el que creamos, tan grande, formidable en todos los sentidos y yo escaseando en su disfrute, qué imbécil. También hay cosas muy feas, pero esas hoy las aparto.

Este reino se reduce a lo que nuestro pensamiento reduzcamos, si somos simples todo será simple, si sufrimos nos parecerá el peor de los lugares en el que estar, si somos felices será la primera maravilla del mundo.

Es por eso que todos odiamos algunos sitios, yo sin ir más lejos odio mi pueblo, en el que me he criado, ya que no he pasado muy buenas experiencias a nivel familiar ni a nivel genérico.

Es uno de los lugares que peor me caen y todo es porque no he sido feliz en él.
Algunos afortunados dicen que cuando vuelven a dicho lugar, el de su infancia, se sienten alegres, felices, porque les recuerda a cuando eran pequeños, qué ironía, antes podían odiarlo y ahora dicen de volver a vivir en él.

Hay otros casos, como los que tienen un trauma con el lugar, deduzco que no querrán volver a pisarlo.

En resumen, después de tanto apocalíptico ejemplo, supongo que somos realmente volátiles y esto nos lleva a sentir variadas emociones en diferentes lugares y diferentes momentos.
También me dejo que existe el aburrimiento, te puedes aburrir de vivir en un mismo sitio mucho tiempo, como yo escribiendo esto.


Somos lo que nos comemos.

H.C.