jueves, 15 de enero de 2009

La Ciudad Vestida De Noche


Las notas del anochecer ya se dejan diferenciar, entre lejanos sonidos que abandonan el diámetro entre mi cuerpo y el vacío de la soledad.
Poco a poco, se reduce la escasa luz residual a cenizas y explotan feroces todas las luces de la cuidad, sin preguntarle a nadie.

Yo sigo sumido en el espacio de la tenue luz, gozando de grotesca pero a la vez hermosa estampa que generan las farolas, luces, carteles, inundando la panorámica que esculpe en mí la sensación de paz, la sensación que no sentiré cuando vuelva a la jungla de las mentes cimentadas.

H.C.

3 comentarios:

Nunca dejes de sonreir dijo...

Sin duda.., me dejas sin palabras..., no encuentro critica que poner..solo espero que esa sensación de paz, te acompañé siempre vayas a donde vayas...

Un saludo

&& dijo...

Curioso.
Suelo pasear por la noche...nada serio, tan sólo unas manzanas. Cuando las calles están vacías suelo escuhar un curioso sonido, algo sordo, como una vibración lejana pero perfectamente audible. A veces creo que son las mentes, esas a las que tú te refieres, las que crean una especie de campo electromagnético que interfiere con la mía...Y en ocasiones, aun estando sólo, entre los claroscuros de las farolas de tu relato, me parece percibir los miedos, ilusiones, desgarros, esperanzas y desesperanzas de aquellos que ya se han retirado a su nicho vertical.
No, yo no siento paz cuando paseo entre las farolas. Para conseguir ese instante de sosiego, he de cambiarlas por pinos, riachuelos y montañas.
Siempre las montañas.

Cineverch dijo...

very good.